Aportaciones de PROSAC a mi vida

Arturo Fuentes

Con sencillez y con gratitud comparto con vosotros lo que PROSAC me ha aportado en mi desarrollo como profesional y como creyente:

Mirar el mundo de la salud con una mirada crítica y profética que descubre los anhelos que subyacen en los seres humanos sanos y enfermos y las deficiencias estructurales que impiden dar una correcta respuesta a dichas aspiraciones de salud.

Ser oyente de la Palabra en mi mundo profesional y celebrar mi fe con el grupo de profesionales que se animan a ser seguidores de Jesús en el seno de la Iglesia y en el desempeño de su tarea profesional en el mundo de los enfermos y de la promoción de la salud
Acercarme con respeto a los enfermos y defender su dignidad. Las propuestas morales, mediadas en la actualidad por la reflexión bioética, logran importantes cotas de excelencia, pero al creyente en Jesús todavía le dejan por trabajar esos márgenes de proximidad (projimidad), de devoción y gratuidad misericordiosa hacia el enfermo, que aquellas no alcanzan.
Descubrir la imagen de Cristo sufriente en cada uno de los enfermos y mantener esa devoción al Cuerpo de Cristo en los más débiles y sufrientes. Esta experiencia se ha hecho central en mi vida y me permite acercarme con solicitud a los enfermos graves, a los moribundos, a los marginados, a los abandonados.
Descubrir una manera de ver e interpretar el dolor y el sufrimiento, en los pacientes y en sus familiares. E irme preparando para lo que a mí me sucederá, desde la cercanía al Calvario de los otros.
Descubrir la presencia amorosa de Dios y su cercanía misericordiosa en todas las situaciones trágicas que he vivido en mi desempeño  profesional. He comprobado la eficacia para la salud, el consuelo y la esperanza que tiene la palabra de la Iglesia cuando se hace presente en esos trances.
“Ser Iglesia” y ahondar y participar en su misión sanadora desde mi ejercicio profesional.
Ser “coherente y honrado” con mi prestación profesional, actualizado en mis conocimientos, teóricos y prácticos y servicial en mis prestaciones.
Comprometerme en los problemas de justicia que se presentan en el desempeño de mi profesión, en tareas de formación continuada, de promoción de calidad de la asistencia y del tratamiento bioético de los conflictos y los proyectos de mejora de la asistencia.
Aprender a discernir y a mantener una “fidelidad ética”, sin afán de confrontación, desde mis valores profundos, muy ligados a mis creencias, a mi seguimiento de Jesús de Nazaret. Percibir los problemas éticos, analizarlos y valorarlos, ponerlos en referencia con los hábitos éticos de la modernidad secular y también, de forma específica, a mirarlos con los ojos y el corazón de un creyente en Jesús.
Prepararme profesionalmente y mantenerme al día en áreas de importancia clínica, aunque afecten a una minoría de pacientes, que tienen necesidades especiales de asistencia: malformados, inmunodeficientes congénitos, VIH, oncológicos, inmigrantes, niños abandonados y tutelados por los servicios públicos, etc.
• Constatar cómo la interdisciplinaridad -esa originalidad estructural de PROSAC frente a otros grupos profesionales católicos- es un permanente estímulo para cuidar la acción del grupo terapéutico como el elemento más eficaz para el cuidado del enfermo en las actuales instituciones sanitarias.