Mi fe me lleva a trabajar para los demás

JAUME RODRÍGUEZ SANAHUJA

JAUME RODRÍGUEZ SANAHUJA, ODONTÓLOGO, SALT (GIRONA)

Desde hace más de 20 años trabajo en mi propia consulta particular en Salt, ciudad cercana a Girona con un gran porcentaje de población inmigrante. Para mí son muy importantes las relaciones personales con el personal de la consulta, con mis pacientes, con los comerciales y proveedores y con la competencia. Intento que sean cercanas y sencillas.

 

Mi fe me lleva a vivir la “cultura del dar”, del amor. Hay todo un trabajo personal previo para hacerme un hombre nuevo en el dar y el darme. Intento vivir con valores en el trabajo, en la familia y en lo personal, sin disociación, de forma honesta, veraz, sin equívocos.

 

Como muchos otros, he experimentado que la paz y la alegría las proporciona el dar y remediar las necesidades de los demás y de la propia familia. Procuro estar atento a las necesidades de mi alrededor. Sé que lo que tengo no es mío. Soy administrador de unos bienes que poseo. Trato de concretarlo a diario: con mis auxiliares mediante el trato dispensado, un sueldo justo, atender a sus necesidades y momentos familiares…; con mis pacientes, indicando que vayan a la Seguridad Social a extraerse piezas o pedir radiografías, que me paguen cuando puedan, participando en campañas solidarias, a facturar sin subir el precio; y con los comerciales: manifestando mi disponibilidad amablemente.

 

En la vida hay momentos de incomprensión, de egoísmo, de soledad, de falta de reciprocidad, de sentir que se aprovechan de la buena voluntad. Tengo la certeza de que todo es para bien. Puedo no entender, estar cansado, pero me conforta volver los ojos al Señor a quien sigo.

 

Este camino, como es lógico, no lo estoy recorriendo sólo. Me ayuda compartir mi fe y mi experiencia con otros. Primeramente con mi esposa, con la que comparto cuatro hijos, la vida y la fe. También con el Movimiento de los Focolares y su Economía de Comunión. Me ilusiona sentir que mi consulta está ligada a otras empresas de todo el mundo, que ponen en común parte de los beneficios para atender situaciones de necesidad o intentar influir en el corazón de muchas personas.

 

Trabajar para los demás, servir al trocito de humanidad que me rodea y, con otros, poder ayudar a gente de otros países con mayor necesidad, da a mi quehacer diario una dimensión muy relevante.

PUBLICADO EN EL BOLETÍN PROSAC, Nº 49