Para estar con el enfermo es fundamental la compasión

Mª Isabel Martínez Benedí, enfermera

Mª Isabel Martínez Benedí, enfermera

 

Llevo 22 años ejerciendo esta profesión de enfermera que considero tan noble: 14 en quirófano, 3 en Centro de Salud y mis 5 últimos años como supervisora de Unidad Materno Infantil. La mayoría en el Sector Sanitario de Calatayud.

Hay muchos aspectos que me motivan para ejercer mi profesión, citaré alguno de ellos. Estoy en contacto con la gente desde una vocación de servicio y con una capacitación técnica para desempeñar y solucionar los retos de la complejidad de la medicina actual. Como en toda profesión de servicio al otro, y más en un aspecto tan sensible como es la salud y la enfermedad, hay entrega y eso significa dar. Así que doy, pero a la vez también recibo de los demás. En un entorno humanitario: das recibiendo, igual que recibes dando. Y eso me genera una gran satisfacción personal.

La enfermedad y sus circunstancias abren poros de humanidad, ya que trabajamos con enfermos, y si sabemos percibir, recibimos una riqueza incalculable para nuestras vidas. Cuidar a los demás, al prójimo, no sólo desde la función más técnica o profesional, sino en toda su dimensión humana, es una parte importante de nuestro trabajo. Cada jornada es una oportunidad de crecer, de aprender y descubrir cosas nuevas. No hay lugar para la monotonía y la rutina.

Mi trabajo, por tanto, me gusta muchísimo y disfruto. Por ello puedo afirmar que mantengo la ilusión y el entusiasmo por mi labor.

Desde hace 5 años soy supervisora de la Unidad Materno Infantil del Hospital Ernest Lluch de Calatayud, hospital donde tuve a mis dos hijas. Los pacientes que cuidamos en esta planta son principalmente:

  • Recién nacidos y madres gestantes. Este, es un aspecto, dentro de la actividad hospitalaria, generalmente muy gozoso y también hay que saber estar con la alegría de la venida de nuevos seres al mundo.
  • Niños de 0 a 14 años. Los niños, nadie lo duda, son una bendición de Dios. Y los niños enfermos conmueven. A veces cuanto más pequeños nuestra tarea es más ardua, no solo por la congoja sino por las dificultades técnicas para trabajar sobre esos cuerpecitos.
  • También tenemos ingresadas a mujeres con patologías e intervenciones ginecológicas y, de manera ocasional, a pacientes de otras especialidades.

Un aspecto muy importante de nuestra labor es el cuidado y atención a las familias y acompañantes. Si un niño está malito, toda la familia y sobre todo los padres y abuelos están muy preocupados e inquietos; a veces son los que más trabajo nos dan. La familia del enfermo es fundamental para el engranaje del sistema sanitario y hospitalario. Nos debemos a ella y su sufrimiento.

El cuidado es fundamental en la asistencia hospitalaria. La enfermería tiene una posición intermedia de proximidades que hace que sea un máximo exponente del cuidado al otro. El cuidado se aprende con la experiencia y el contacto, y yo lo desarrollo con mi fe cristiana. El cuidado tiene múltiples facetas:

Es un pilar central de la profesionalidad. Saber lo que haces, lo que te traes entre manos y estar preparada para ello, hace que lo desempeñes con pericia, con seguridad y tranquilidad. Este aspecto es muy importante pero no único.

Trabajamos con personas, así que no podemos olvidar la empatía, saber ponerse en el lugar del otro y entender las necesidades de esa dimensión humana. Desde ahí se pueden desarrollar aspectos muy decisivos para el cuidado: la comprensión, el cariño, la paciencia, la simpatía, la cordialidad, etc.

Para saber estar con el enfermo de manera adecuada en un entorno hospitalario donde hay padecimiento, dolor, inquietud, incertidumbre, temor… me parece fundamental la compasión.

Una supervisora, es un mando intermedio en una unidad funcional hospitalaria; parte de su cometido es coordinar un equipo multidisciplinar de 20 personas. Considero básico poder transmitir esos valores al equipo, y trato de hacerlo con mucha mano izquierda, con mucho trabajo y ejemplo, con coherencia, con sensatez, con humor, con respeto, para que todo el mundo esté en la misma empresa. Desde mi punto de vista, si una parte del todo funciona con niveles óptimos, es decir con competencia, humanidad y vocación de servicio, es más fácil conseguir que ese todo hospitalario, en beneficio de los pacientes, sea algo más que la suma de esas partes.

Para finalizar lo que he pretendido transmitir se resume en la frase que digo al personal a mi cargo como una pauta de conducta a seguir: «Haz a los demás lo mismo que te gustaría que te hicieran».

Testimonio comunicado en el Encuentro diocesano de Profesionales Sanitarios Cristianos celebrado el 21 de febrero de 2015 en Calatayud.