Ser cristiano es para mí una fuente de energía

Ser cristiano es para mí una fuente de energía

Víctor Manuel Jiménez Cano, Enfermero.

Hospital de Navalmoral de la Mata

Son muchos los recuerdos buenos que tengo de mi profesión. Pero una de las cosas que más me ha impactado y me sigue impactando es presentarme a los pacientes, decirles mi nombre y que seré el enfermero que estará con ellos en el turno correspondiente. Compruebo a diario que tratar a los pacientes con respeto, como personas, y preocuparme por ellos, hace que se sientan más seguros, que no tengan tanto miedo a decir o expresar sus sentimientos o temores y que encuentran en mí un cómplice a quien acudir durante su hospitalización.

Me motiva cada día en mi profesión de enfermero saber que estoy cuidando a una persona y que ella se deja cuidar por mí sin miedo, que confía en mí, un desconocido, que te deja que le cures, que le ayudes, que te pregunta… Me llena y agrada ver sonreír a mis pacientes, poder ayudarles durante su hospitalización, saber que hay gente que te valora y te aprecia, que si te ve por la calle te saluda y tiene un buen recuerdo mío.

En mi trabajo me encuentro con muchas dificultades: el material que se emplea, la demanda de pacientes, la carga de trabajo, ya que no se cubren las bajas de los compañeros y tenemos que hacerlo nosotros; explicar a los pacientes los planes de cuidados, los tratamientos, pues la gran mayoría de ellos son de edad avanzada y hay que repetirles las cosas muchas veces; por otra parte, los pacientes cada día demandan más cuidados, quieren que estemos más pendientes de ellos, quieren ser el centro de atención; en definitiva, lo que se traduce en carga asistencial, pues cada vez tenemos que atender más necesidades en el mismo tiempo.

Es difícil resolver estos conflictos. Lo primero hay que tener paciencia, hablar con la gente, razonar con ellos, que son diez enfermos para un enfermero y que tenemos que repartir el tiempo adecuadamente entre todos, en función de las necesidades de cada uno. Hacerles ver que hay que compartir, que hay que vivir en fraternidad con los demás pacientes.

Soy y me siento cristiano antes de ser enfermero. No puedo olvidarlo. Ser cristiano es para mí una fuente de energía. Me hace mucho bien rezar cada día, acudir a la Eucaristía, saber que está Jesús Resucitado que te cuida, te anima, te alimenta, que puedes acudir a él para descansar, para ver las cosas desde otro punto de vista. También contar con una gran aliada, la Virgen nuestra Madre, y ver cómo los pacientes se acogen a sus brazos y se sienten seguros con ella, presente en el cabecero de su cama o en la mesita.

En el hospital también se evangeliza, es un buen lugar para hablar de Cristo, para decir que tenemos una capilla, que hay agentes pastorales y sacerdotes por si quieren hablar, por si necesitan de su ayuda.