Una vida plena en la Frater

Una vida plena en la Frater

Dolors Vázquez, Responsable intercontinental de la Frater

Dolors Vázquez murió el 22 de febrero de 2014 en el Hospital “La Fe” de Valencia. Su vida fue un testimonio de entrega, de valentía, esperanza, perseverancia, alegría, de amor a sus semejantes.

Dolors –Responsable de la Fraternidad Cristiana Intercontinental de Personas con Discapacidad (Frater)– era una de esas personas con las que te encuentras en la vida que te dejan una profunda huella. Es un privilegio y una suerte haberla conocido. Se desplazaba en una silla eléctrica de ruedas, accionada por su pie izquierdo, debido a una discapacidad por las secuelas que le dejó una parálisis cerebral en el momento del parto y una posterior poliomielitis. Todo ello le afectó el control del movimiento de sus brazos, músculos faciales y pierna derecha.

Dedicada profesionalmente a la pintura artística, Dolors Vázquez Aznar (Valencia, España, 1955), se licenció en Derecho en la Universidad de Valencia en 1983. Vivía y trabajaba en su ciudad natal y era becaria de la Asociación de Pintores con la boca y con el pie.

Desde el año 1980 comenzó a asumir responsabilidades en Frater de Valencia a nivel diocesano, en Frater España en la Función Social. Desde hace seis años era Responsable intercontinental de la Frater, responsabilidad que finalizaba con la elección de un/a nuevo/a Responsable en el Comité Intercontinental a celebrar en Julio de 2014 en Eslovenia.

Era una mujer con una gran sentido del humor, permanente sonrisa, carcajadas esporádicas, de reflexiones profundas. Vehemente en la defensa de los más débiles, expresaba su fe con oraciones compartidas, con su amor por la vida y los hermanos/as, su espíritu expresado a través de sus hermosas pinturas que con gran esfuerzo y tesón pintaba con su pie izquierdo.

“Siempre me he sentido comprometida dentro de la Iglesia -explicaba Dolors- porque estoy convencida de la dignidad de la persona, de que esta vida que recibimos de Dios es, o puede ser, muy bonita y merece la pena vivirla, sea cual sea nuestra discapacidad, con una buena calidad de vida, que se puede conseguir mejor trabajando en equipo, “al estilo de Frater”.

Enfermó cumpliendo con su misión evangelizadora, y ha muerto en fidelidad a ella, a través del servicio y compromiso en Frater. Su vida es un testimonio de entrega, de valentía, esperanza, perseverancia, alegría, de amor a sus semejantes… “Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos.” (Jn 15, 13). A través de su fragilidad, demostró la grandeza de Dios que habitaba en su ser. Dolors vivía coherentemente la fe que profesaba. Y lo demostró hasta el final.

Dolors nos deja su fidelidad a Cristo y a los hermanos/as a través de su compromiso en Frater. Nos deja su amor y nos demuestra que todos los seres humanos tenemos más capacidades que limitaciones. Nos deja la esperanza de que es posible construir un mundo más humano y fraterno. Conscientes de que ya no la volveremos a ver físicamente, queremos seguir sintiéndola a nuestro lado, ahora que acaba de dejarnos y ser acogida por los brazos del Padre bueno, Dios.

 

José María López, Consiliario de la Frater